martes, 21 de agosto de 2012

La mitad de tu estructura, casi llegaba a mi hombro, y nunca imaginé que el crecimiento fuera tan voraz, tan abrupto, tan silencioso.
Las razones que no me consuelan debo buscarlas  en mi propia adolescencia, aunque es desconcertante saber que, a pesar de mi buena memoria, haya cosas que  he olvidado…
Las preguntas son desenfrenadas, y las respuestas tan esquivas…que encontrarte en medio de ese bosque de dudas, es una peregrinación infinita, y frustrante por momentos.
Por las noches observo la luz de tu mesita, que se refleja con insistencia en la pared de mi habitación; entonces me levanto con la excusa de ir al servicio o de beber y te miro, te saludo y veo que estás inmerso en tu universo de lectura, oyendo música al mismo tiempo. Me mirás y levantás la barbilla como respondiendo a mi: “buenas noches”! Me conformo, aún existo, aún necesita de mi saludo. No está tan ajeno, ni tan lejano.

2 comentarios:

  1. Ay, Gabita,lloro y todo y pienso en J... estoy acertada?

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  2. Claro querida amiga, se trata del mundo interior y de la imperante necesidad de volver a tenerlo en mi regazo.

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